La llegada de Cordelia

No se mueve mucho,  a veces se para y mira alrededor sin hacer nada. No puedo pedirle mucho más, tiene un mes y medio y es ciega . Camina lento, insegura y cuando toma valor y apresura el paso, suele chocar con las paredes. Quiere lamerse las patitas, pero no puede. Las estira hasta su cabeza, lame el aire y se cae de espaldas. Le gustan las cosquillas en el cuello y dormir en la cama, como una humana. Ella es Cordelia, mi nueva gatita.




Pololi me mostró una foto de un gatito con un ojo cerrado en Facebook. Decían que era un macho ciego que habían recogido de la calle.
-¿Podré tener un gatito en mi departamento tan pequeño?.
-No puedo ser racional con un gatito ciego- me dijo pololi.
así decidí adoptarlo.
Tuve que ir a San Bernardo a buscarlo, un viaje de una hora. Un compañero de trabajo me prestó la cajita transportadora y pololi me acompañó a buscarlo. Cuando lo recibimos maullaba, tiritaba y tenía los ojitos con legañas. Lo llamamos Edipo, por la ceguera. Un poco cruel, pero tenía carita de Edipo según yo.

Tuve que llevarlo al veterinario para su primer control. Llegué con un gatito y salí un con una gatita. El veterinario me dijo que era hembra  y que no estaba seguro de si era realmente ciega.
Mientras me decía eso, se dio vuelta para buscar unas pastillas: la gata caminó por la mesa de aluminio con olor a alcohol y se cayó. El veterinario se dio vuelta- a menos que ande chocando con las paredes...-
-Pero si choca con las paredes- le digo.
-Bueno, puede ser.
Me explicó que de todas formas la gatita puede vivir bien. No debo mover los muebles y ella va a aprender como es el espacio.
Llamé a pololi y le dije que era hembra. La llamamos Cordelia, por American Horror Story Coven.

Mientras escribo, Cordelia está sentada sobre la cama y le maulla de vuelta a pololi que le pregunta si quiere amor. Cordelia estornuda, está un poco resfriada y quiere seguir durmiendo.