Orgullo raro


Es bien raro que los raros no quieran ser raros. Las lolitas siempre tienen iniciativas para dar a conocer el estilo al resto del mundo. Es ese afán de mormón que tienen, de golpear las puertas, convencer a la humanidad de que no son tan raras y que se unan a ellas y conquisten el mundo.

Así lo veo yo: si decides vestir lolita, dandy, kodona, lo haces sabiendo que no es normal. No quiero decir que estemos locos, pero no somos normales. Y, en parte, nos vestimos así por eso. No veo que hayan campañas de socialización del punk, propagación gótica ni nada por el estilo. Un poco del encanto de vestir un estilo como estos es ser diferente del resto de las personas en la calle.

Salir a la calle vestido de dandy, o lolita, es que la gente te tome fotos con el celular, como si revisara mensajes de textos. Ellos creen que no se nota. También, hay quienes te piden una foto -hasta posan contigo- y creen que eso molesta menos. Les aseguro, que las fotos no es porque seamos bonitos. Salgan en jeans y polera a ver si alguien les pide una foto.

Claro que sí podemos pedir respeto y tolerancia. La gente no tiene por qué amar nuestra forma de vestir, pero sí dejarnos ser como se nos ocurra. Nadie tiene que darnos permiso para usar la ropa que queremos, así que tampoco deberíamos pedir la aprobación de nadie.

No se quejen porque la gente los mira raro. Los miran raros porque son raros. Está bien ser raro.