Cuando sea grande quiero ser como usted

Era el verano 2011 en Santiago y con Pololi decidimos salir a pasear. El día estaba soleado y sentía mucho calor.




Yo aún buscaba mi estilo dentro del dandy. Ese día iba completamente de negro —quizás por eso recuerdo tanto calor— y con dos corbatas en el cuello amarradas en un solo nudo grande. Era un look algo punk, muy influenciado por harajuku y no logrado 100%, pero era una prueba. Obviamente llevaba sombrero, un londinense que era el único que tenía en ese tiempo.  El outfit me daba un poco de vergüenza y hoy más.

Caminamos un poco por el Parque Forestal luchando por no caernos pisando el barro con nuestros Rocking Horse. 

Entramos a una calle doblamos y no logro recordar cómo —en ese tiempo yo aún no conocía bien Santiago y me perdía con facilidad—, pero llegamos a la calle Rosas en el centro.

El lugar estaba lleno como siempre. La gente apurada se empuja para llegar primero a todas partes y todos ligeros de ropa. Entre ellos iba alguien abrigado, con chaqueta, un dandy. No yo, otro dandy, uno mayor, afeitado y con unos bigotes blancos peinados hacia arriba. Llevaba sombrero y un traje blanco completo.

Lo miré  como si fuese una aparición. El me miró a los ojos y sonrió. Se tomó la punta del sombrero con la mano y me saludó inclinando la cabeza. Yo hice una versión torpe y apurada de su mismo gesto. 

 


Un paso después, pensé que no era verdad y miré al lado. Pololi me miraba riéndose y yo sentía que había tenido una alucinación.  

Mi único pensamiento después de eso, fue que intentaría siempre vestir Dandy muy clásico por si volvía a encontrarme con él.